martes, 19 de febrero de 2013

Cosas que debes saber si quieres emprender en el mundo de las publicaciones electronicas




El mercado de las publicaciones electrónicas en España tiene margen para crecer, tal y como muestran los datos del informe de contenidos digitales de ONTSI. Más del 75% de las empresas editoras emprendieron algún proyecto de digitalización durante 2010 (FGEE, 2011), y los ingresos en este sector de actividad crecieron hasta superar los 780 millones de euros en 2010, un 6,3% más que lo facturado en 2011. De esta cifra, el 43,8% corresponde a los periódicos (342 millones de euros), un 29% más respecto al mismo periodo del año anterior. Las revistas también se están digitalizando, con un 23% de aumento sobre 2010 y 58,5 millones de euros de facturación. 

El libro electrónico camina a un paso más lento en nuestro país, pero avanza. En 2010 la facturación de la edición digital de todo tipo de libros en España superó los 213 millones de euros incrementando en un 2,5% la cifra alcanzada en el año anterior. En concreto, el libro electrónico facturó 79 millones de euros. Aunque se han empezado a comercializar soportes más propios de este formato como el Kindle de Amazon y el iPad, el ordenador es el dispositivo de lectura de libros electrónicos de mayor relevancia en el mercado español con una cuota del 68,1% sobre el total de los títulos comercializados en 2010. Los modelos de negocio aplicables a este sector se resumen en la Tabla 5.



Periódicos

La prensa escrita lleva ya varios años sumida en una profunda crisis, que comenzó con la aparición de Internet como medio de comunicación en el que las noticias diarias estaban gratis al alcance del consumidor, y que se ha agravado con la crisis financiera por el descenso de los ingresos por publicidad, principal sostenedor de la prensa muy por delante de los ingresos por la venta de ejemplares, que también han bajado. Asimismo, se han reducido los ingresos por anuncios por palabras, con el advenimiento de páginas web dedicadas a ese negocio en exclusiva, y se han encarecido los costes de producción y distribución del papel.

Mientras la publicidad en la versión en papel de los periódicos y revistas continúa cayendo, los ingresos publicitarios en digital aumentan, pero siguen siendo insuficientes para compensar las pérdidas. En Estados Unidos, el Project for Excellence in Journalism de Pew Review Center ha calculado que por cada dólar que los medios ganan en el digital pierden 7 en el papel, una proporción preocupante que tiene a los editores obsesionados con nuevas formas de buscar ingresos. Si se echa la vista atrás 5 años, el ratio es aún peor: por cada dólar que ingresan los periódicos con sus web pierden 27 en el papel. En este panorama de incertidumbre, los medios buscan mediante el ensayo-error nuevas formas de compensar las pérdidas y mejorar su balance. En general, se observan dos tendencias claras, abanderadas por los grandes del sector: el modelo de pago adoptado por The New York Times o Wall Street Journal, y el modelo abierto que defienden The Guardian o The Washington Post.

Hace unos años se hablaba de la urgencia de la integración de las redacciones, es decir, de la necesidad de crear plantillas únicas de periodistas que proporcionen contenidos al margen del soporte. Hoy en día el proceso de integración ha concluido en buena parte de los periódicos y la nueva máxima es digital first (lo digital primero). Han surgido además periódicos con ediciones exclusivamente online, como Lainformacion.com, eldiario.es y la versión española del Huffington Post y otros están a punto de salir al ciberespacio.

Los modelos de pago establecidos por los periódicos presentan variaciones: desde las suscripciones obligatorias para acceder a cualquier contenido online del medio hasta muros de pago más porosos como el del New York Times, que permite el acceso gratuito a 10 noticias al mes y a través de enlaces en las redes sociales o los buscadores. Quienes han optado por dejar sus contenidos accesibles al público de forma gratuita no descartan sin embargo cobrar por ellos en el futuro, como el Washington Post, que considera que antes de erigir su muro debe tener una base de lectores mucho mayor e incorporar mejoras tecnológicas. 

EJEMPLO DESTACADO: THE NEW YORK TIMES


El diario más prestigioso del mundo ha sido uno de los pioneros en cobrar por su contenido online. Y no le ha ido mal: en 1 año desde que implantó el sistema que impide acceder a las noticias cuando se han consultado más de las establecidas como límite (20 cuando puso en marcha el muro, 10 un año después) el rotativo ha conseguido 454.000 suscriptores dispuestos a pagar por consultar su diario de referencia sin restricciones. Gracias a su estrategia digital y, a pesar de que también está sufriendo como todo el sector la caída de la publicidad, ha mejorado en un 3%, es decir, 21 millones de dólares, sus ingresos por circulación, incluyendo papel y digital. Su muro de pago contrasta con su estrategia en las redes sociales, donde prefiere no arriesgar tanto. Los usuarios pueden acceder sin límites al contenido enlazado en estas redes, por email, blogs o motores de búsqueda (aunque para algunos buscadores sí se limitará el acceso a cinco enlaces al día). En las aplicaciones para móviles y tabletas el acceso seguirá siendo gratuito para su sección Top News, pero el resto será de pago. Cabde destacar, no obstante, como apuntaba The Washington Post, que no todos los medios pueden permitirse cobrar sus contenidos y esperar que le vaya tan bien como a la Dama Gris, que contaba ya con una amplia base de fieles lectores.

Para completar sus ingresos, los editores buscan nuevas soluciones, entre las que destacan las siguientes tendencias:

► En un entorno altamente competitivo, cada vez son más las iniciativas de cooperación en el sector para lanzar quioscos digitales conjuntos que sirven como un único punto de acceso a las publicaciones y en el que los ingresos se dividen de forma proporcional al número de visitas. Los medios están también empezando a confiar en nuevas formas de distribución digital conjunta a través de plataformas como Apple y Facebook, con quienes les resulta difícil negociar y competir individualmente, por su tamaño y escala de mercado. Un 72% de compañías mediáticas está colaborando, o pensando en hacerlo, con empresas similares a las suyas, ya sea a través de la sindicación de contenidos, comprando información sobre audiencias, creando plataformas para la venta de publicidad o adquiriendo tecnología.

► En publicidad, los medios compiten con los gigantes de Internet, como Google y Facebook. Algunos han adoptado la máxima de “si no puedes con tu enemigo, únete a él”, y han firmado acuerdos de colaboración. El Washington Post o The Guardian están probando la herramienta de Facebook social reader, para compartir información; YouTube, de Google, financia programas de Reuters y Yahoo distribuye vídeos de ABC News. Los ingresos que estos acuerdos generan son modestos, pero están en la línea de lo que los medios han hecho siempre: operaciones comerciales para vender audiencias a los anunciantes.

► La teoría de la larga estela que veíamos en el punto 1.5, rebautizada por el experto en modelos de negocios para prensa Ken Doctor como el “modelo de los 100-productos al-año” puede llegar a constituirse en la tercera fuente de ingresos para los medios online. Estos nuevos productos, como les llama, pueden tomar distinta forma: ebooks solo en texto, otros más desarrollados con vídeo o aplicaciones para el móvil. La fórmula, ya usada por algunos medios, calcula que puede generar 1,5 millones de dólares de extra si se venden unas 5.000 unidades a un precio medio de 3 dólares de cada uno de los 100 productos digitales que propone comercializar al año.

► Los eventos se consolidan también en el sector de las publicaciones como método para mejorar sus cuentas. Los periódicos sectoriales tienden más a organizar encuentros virtuales, mientras los dirigidos al público en general apuestan más por las reuniones y debates reales.

Revistas

Su digitalización, más lenta, está cobrando impulso por la penetración de las tabletas, especialmente el iPad, un dispositivo especialmente adecuado para leer revistas online. Estos aparatos han marcado de forma inevitable el sector de los medios. Según un estudio de Forrester, el tiempo que los usuarios pasan en los medios -excepto la televisión- se ha reducido desde que apareció la tableta en el mercado: un tercio de los encuestados poseedores de tabletas cree que leerán menos libros y usarán menos el ordenador ahora que tienen uno de estos dispositivos, y una cuarta parte lee periódicos y revistas en papel con menos frecuencia. La buena noticia es que según una encuesta de Nielsen, el 62% de los dueños estadounidenses de estos dispositivos de lectura electrónica está dispuesto a pagar por los contenidos que consume. 

En Estados Unidos los editores están acelerando la transición al digital impulsados por este nuevo medio, y surgen iniciativas colaborativas como Next Issue, un quiosco digital en el que 5 de los más grandes grupos mediáticos estadounidenses, Time Inc. Conde Nast, Hearst, Meredith y News Corp incorporan 32 conocidas revistas, como People, Fortune, Time y Vanity Fair. El quiosco, que ya está disponible, permitirá el acceso ilimitado a los contenidos de estas aplicaciones por un precio fijo.

Otro experimento que gira en torno a las tabletas es Distro, de AOL. El equipo para móviles de la empresa toma las mejores historias del exitoso blog Engadget y les da una segunda vida en una publicación con un diseño enriquecido que incorpora imágenes, infografías y titulares más atractivos. Según la compañía, los lectores pasan una media de más de 10 minutos en Distro en cada sesión, mientras los visitantes del blog no se quedan más de un minuto. La aplicación, que tiene buenas valoraciones en iTunes, se dirige a lectores de revistas impresas como Wired o Temkin.

Libros

La industria editorial digital es la menos desarrollada en el área de los contenidos digitales, aunque ha recibido un impulso con la comercialización de dispositivos, especialmente el Kindle de Amazon, disponible en el mercado español solo desde 2011. El modelo de negocio, como en el caso de los libros en papel, es la venta de ejemplares. Con la proliferación de aplicaciones móviles surgen también algunas específicas para libros, que se financian mediante publicidad y la venta de libros para descarga. 

El lector español, según un estudio de Bowker, parece seguir siendo reticente, sin embargo, a pagar por descargar libros: solo un 3% de los internautas españoles asegura haber pagado por contenidos para libros electrónicos, un 8% declara no saber que eso es posible y un 79% conoce esa opción, pero todavía no ha desembolsado un céntimo. La cifra contrasta con la tasa en otros países. En Estados Unidos, por ejemplo, uno de cada cinco estadounidenses ya ha leído un ebook. Las causas de la baja tasa de penetración del libro digital entre los usuarios españoles suelen ser el precio (los editores reclaman un IVA reducido del 4%, como el de los libros en papel), una oferta de títulos insuficiente, o la disponibilidad no autorizada de títulos. 

Amazon, que controla el mercado del libro electrónico, ha lanzado en abril de 2012 una tienda especializada con más de 30.000 libros electrónicos en español para sus dispositivos Kindle, lo cual podría impulsar la adquisición de estas publicaciones. Por otra parte, según la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), de las licencias de ISBN adjudicadas en marzo de 2012, el 26% de los 8.238 títulos registrados durante ese mes estaban en formato digital. En el primer trimestre de 2012 el 22% de los más de 24.000 títulos registrados eran libros digitales. En 2011 ese porcentaje se situaba en el 17%, señal de que el mercado está en fase de expansión.

En cuanto a la tendencia de la digitalización masiva de libros de consulta, y fondos públicos no sujetos a derechos de autor, como el megaproyecto de biblioteca digital europea Europeana, cabe mencionar que estas iniciativas responden a un servicio de interés público sin modelo de negocio asociado, pero ofrecen oportunidades a las empresas del sector.

EJEMPLO DESTACADO: SCRIBD

En línea con las premisas de la web 2.0, surgen algunas iniciativas privadas como Scribd en las que el usuario puede subir a la Web sus propias creaciones literarias, científicas, etc., eligiendo el régimen de propiedad intelectual que prefiera, si bien abunda el Creative Commons. El acceso a los documentos es gratuito, y se puede descargar o leer en la pantalla. El modelo de negocio se basa en la generación de tráfico web con servicios de valor añadido como la posibilidad de compartir documentos a través de las redes sociales o enviar elementos adjuntos a un email mediante un enlace a la Web, o insertando su lector de documentos (iPaper) en otras webs, para generar a su vez ingresos por publicidad (su tecnología permite insertar anuncios de texto de Google en los documentos) -a compartir entre el editor y Scribd- que complementa con la venta de merchandising. La web tiene además acuerdos de partenariado con librerías como Amazon y Barnes & Nobles, y proporciona enlaces a las mismas para adquirir la obra en formato papel, y tiene acuerdos de colaboración con otro tipo de socios como The New York Times o el fabricante de automóviles Ford.

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