Entendemos que la Formación Profesional es un servicio a la sociedad, y por tanto debemos fijarnos en nuestro cliente y en sus necesidades. Debemos adaptar nuestro
servicio a las necesidades de la sociedad.
Si, en épocas no muy lejanas, la sociedad española en pleno desarrollo requería
personas cualificadas técnicamente, capaces de participar en los procesos de
producción, con la especialización y según iban evolucionando los mercados este
planteamiento comenzó a quedarse corto y la sociedad comenzó a demandar
formación a lo largo de toda la vida. Se buscaban perfiles más específicos y la
inclusión de las nuevas tecnologías en los currículos.
La Formación Profesional ha demostrado dinamismo y capacidad
para adaptarse a estos cambios y así desde la Formación en Centros de Trabajo, la
impartición de formación continua y ocupacional, la adaptación de los Diseños
Curriculares o el Sistema de cualificaciones se está dando respuesta a estas
demandas.
Pero los retos siguen plateándose, hoy vivimos en una época en la que ya se
mide el tiempo en nanosegundos, mostrando aún más lo valioso del mismo. Una
época en la que los conocimientos se duplican por dos cada 10 años. Hoy en día es
ya una realidad, que muy pocos discuten, que el futuro esta ligado a la capacidad
de innovar, adaptarse y evolucionar. También parece claro que esta innovación
estará ligada a nuevos productos, nuevos servicios, nuevos procesos y nuevas
actividades de negocio. Pero para propiciar tendencias dirigidas a una innovación
sistemática, es necesario contar con personas innovadoras y emprendedoras.
La innovación describe un proceso de cambio, ya sea para mejorar un
proceso existente o para responder a nuevas necesidades; es decir, la innovación es
un proceso y dentro de él hay un acto, un momento que es la Creatividad,
continuando después con el desarrollo de este nuevo concepto. Detrás de este
proceso debe haber personas decididas a afrontar este reto y a arriesgar, personas
emprendedoras que sean capaces de montar sus propios negocios o de emprender
en su puesto de trabajo.
Con estas premisas parece evidente que hay que apostar por las personas y
por el desarrollo de las potencialidades humanas, la inteligencia, la creatividad, el
talento y los valores emprendedores. Este es uno de los grandes retos relacionados
con la educación y, por consiguiente, uno de los retos de la Formación Profesional.
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