La televisión es la enorme ventana al mundo en la que todo cabe. Y en una era en la que los canales, las productoras y los medios de comunicación se multiplican, incluso a pesar del reciente “apagón” de la TDT, vivimos en una incesante marea de novedades. A esto se une el hecho de que los espectadores hemos dejado de ser inocentes televidentes que se quedaban con la boca abierta con aquello que ofrece la pequeña pantalla. Queremos más, lo queremos mejor y más rápido, vistoso y espectacular. Es por ello, que la batalla de formatos es una realidad más que palpable.
Ahora que tenemos Internet y que cualquier genio anónimo puede saltar a la fama con su pequeño vídeo de un minuto, los profesionales se ven impelidos a mostrar que su criterio y sus ideas siguen teniendo vigencia, y que no hay mejor entretenimiento, más bien estructurado y mejor contado, que el que un espacio televisivo puede ofrecer. Los formatos televisivos se suceden sin parar, y no todos consiguen perdurar en la memoria.
¿Qué necesita un formato?
En primer lugar, cada vez más, se busca la originalidad. Entendida, eso sí, como atrevimiento y transgresión. Pero no hablamos de descartar las viejas fórmulas, porque un concepto clásico puede verse con una pátina totalmente distinta si se le sabe dar el giro adecuado, el matiz preciso. Fijaos si no, en cómo ‘La voz‘, el talent musical estadounidense, ha conseguido triunfar en Telecinco cuando la fórmula de ‘Operación Triunfo’ parecía agotada.
En los tiempos que corren, un bajo coste de producción, resulta también esencial. Por eso triunfan tanto los low cost, en los que no hay plató, presentador… tan sólo un cámara y un redactor que buscan en la realidad los contenidos más inesperados para el gran público. Si una idea televisiva parte con del adjetivo de “barata”, ganará enteros inmediatamente.
Por otro lado, dos características tan obvias como primordiales: un formato necesita tiempo en la parrilla, tiempo para asentarse, para encontrar su tono y acercarse a su público objetivo… algo que no siempre se puede permitir una cadena. Y, por último, seriedad, hacia sí mismo y hacia el receptor. Hablando claramente: no se puede pensar que la audiencia es boba y “comprará” cualquier cosa. Al contrario, cada vez está más especializada y sabe perfectamente cuando intentan engañarla.
Los formatos que ya están llegando
Una de las estrategias que más usan las televisiones de todo el mundo es fijarse en aquellos programas que triunfan en otros países. Muchos de los programas que podremos ver en la nueva temporada son también adaptaciones de formatos que ya han demostrado su valía en otros lugares. Prima, de todas todas, el formato del docurreality. Este género suele pertenecer al low cost, en el que son los propios participantes los que generan el contenido.
Espacios como ‘Hotel impossible‘, un formato del canal norteamericano Travel Channel, en el que se trata de salvar un negocio hostelero en ruina, llegará pronto a nuestra televisión por partida doble. Y es que tanto Atresmedia como Mediaset están desarrollando su propio programa, a partir del mismo concepto. El éxito de este tipo de propuestas viene legitimado por sus protagonistas, diferentes y sorprendentes en cada espacio, por la carismática figura de quien les ayuda y por el tipo de estructura y montaje que se da al contenido, ligero y muy dinámico.
Del género también docurreality, podremos ver muy pronto la adaptación de ‘Empeños a lo bestia’, también del gigante audiovisual que eslos Estados Unidos, en el que una casa de empeños por la que circulan todo tipo de individuos y sus objetos son los suculentos ingredientes necesarios. Atresmedia está preparando (con un nombre provisional) ‘Reyes del empeño’, que sigue la estela de uno los programas más vistos de toda la TDT, concretamente, de la extinta Xplora.
Y, por supuesto, los programas en los que se busca el amor no pueden faltar, pero eso sí, con ese toque nuevo del que hablábamos antes. Mediaset ha adquirido los derechos de ‘Adam Looking for Eve‘, una propuesta llegada de Holanda en la que las parejas deberán conocerse en un contexto los más natural posible, o, como traduce el programa esta cualidad: en una isla desierta… y sin ropa.
Otros formatos que podremos ver pronto en nuestra tele son el concurso ‘BOOM!’ que responde a la clásica fórmula de preguntas y respuestas que tan buenos réditos ha dado siempre a las cadenas, pero con el elemento visual tan potente que supone que los concursantes tengan que ir cortando los cables de una bomba; Atresmedia ha sido quien se ha hecho con los derechos de un espacio que nació en la televisión israelí.
Y la semana pasada se estrenaron dos programas que también son adaptaciones exitosas de producciones que internacionalmente ya han probado su valía. Ambos han sido puestos en marcha por Mediaset y se presentan como dos grandes bazas de cara a un verano que se intuye bastante competitivo. ‘Host in the box’, un programa que ha triunfado en Alemania o Hungría, se incluye en el cada vez más popular género del factual, en él, destacadas figuras del panorama social se han enfrentar a sus prejuicios. Y, dentro del género del reality, tenemos la versión española de ‘The extra mile’, en el que parejas de divorciados compiten por un premio en metálico del que se beneficiarán sus hijos.
Los que, previsiblemente, llegarán
La pasada edición del MIPTV de Cannes, una feria audiovisual a nivel internacional que supone el escaparate de laspropuestas más innovadoras y atractivas, nos dejó varios ejemplos de programas que ya están levantando el interés de las diferentes cadenas, algo que significa que pronto podríamos ver muchos de estos espacios en nuestra parrilla.
‘Zombie Boot Camp‘ fue el formato ganador en la categoría de reality show. El boom de los zombies tendrá su propio reality a partir de este programa inglés, en el que un grupo de individuos aterriza en un campamento para ser entrenado para un posible apocalipsis zombie; cuanto menos, las risas parecen aseguradas. Otro formato que sí resulta mucho más serio y que podría levantar ampollas entre los espectadores por lo duro de su propuesta, es ‘Face your addiction’, en el que se trata de ayudar a personas con algún tipo de adicción.
Los programas en los que los individuos han de cambiar sus rutinas y su manera habitual de comportarse suelen resultar altamente atractivos para la audiencia. Por ello, no debemos quitar el ojo a espacios como ‘Whose Holiday is it Anyway?’, una propuesta irlandesa en la que los hijos toman el papel de los padres para decidir cómo serán las vacaciones de la familia; ‘My life made in…’, un formato francés con una sencilla pero curiosa propuesta: consumir, exclusivamente, productos de nuestro país de origen; o ‘Class Swap’, que también nos llega desde Irlanda, y en el que profesores y estudiantes viajan a otro país para descubrir cómo es su sistema educativo.
Como vemos, el panorama audiovisual se afana en ofrecer los productos más distintos y llamativos, que atrapen a unos espectadores que, paradójicamente, viven en una vorágine de ofertas cada vez mayor. Lograr conquistar al público se presenta cada vez como un reto más difícil, y la creatividad trabaja siempre en favor de ello.
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