La gran pregunta que rodea siempre al emprendimiento social, si se deben buscar beneficios económicos o no. Esta pregunta se puede aclarar si nos sumergimos más a fondo sobre el concepto mismo de emprendimiento social desde el punto de vista de la teoría económico-social.
El Emprendimiento social es un fenómeno socioempresarial complejo formado por dos realidades: el emprendedor social y la empresa social. ¿En qué se diferencian?
- El Emprendedor Social: es la persona que lleva a cabo una iniciativa de emprendimiento social. Puede crear una empresa o no. Detecta una necesidad o un problema y quiere atajarlo con una idea, un proyecto. Para ello usa de la “innovación social” (otro concepto que analizaremos más adelante), y puede ser desde un activista político (por ejemplo una persona que detecta una injusticia y crea una plataforma on-line para cambiar la ley) o un empresario que monte una empresa socia con ánimo de lucro (analizaremos también a posteriori el concepto de ánimo de lucro).
- La Empresa Social: un fenómeno empresarial complejo que para empezar juega con las mismas reglas de mercado que cualquier empresa tradicional (poniendo un símil, se podría decir que es un equipo de fútbol que juega en una liga y que si quiere jugar debe acatar las reglas del juego, aunque la estrategia y estilo del equipo la marquen con libertad). Su principal objetivo es social, para ello crea un modelo de negocio para que sea sostenible. Quedan pendientes aún temas como la medición de estos impactos, la creación de valor social, la reinversión en la propia entidad, etc.
Por tanto la respuesta a la pregunta de si deben buscarse los beneficios o no, obviamente si tu idea está fundamentada en una empresa social sí. Porque significa que el modelo será autosostenible y su impacto será mayor. Por tanto dependerá cada caso, cada problema y ajustar el modelo a la mejor solución.
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